sábado, 23 de enero de 2010

¿AMIGOS?

¿AMIGOS? Para Eduardo, era natural que durante una primera etapa de su vida se creyera indañable, intocable, alejado de todo aquello negativo que pudiera afectar a otras personas. Pero, esa actitud no era propia de un ser irresponsable ya que, los jóvenes, por lo general miran las piedras del camino y no fijan su mirada en el horizonte lejano. ¿Por qué hacerlo? Los tropiezos están más cerca del presente que del futuro que parece inexistente. ¿Cáncer? Esa palabra quedó sonando como un eco en sus sentidos… ¡Cáncer! Un mal que empieza a socavar los órganos sensibles de un ser. Un mal que avanza inexorablemente, que daña, que produce dolor. Que va mitigando la vida, que va destruyendo la felicidad y atenuando la esperanza. Un mal que se puede imponer a la voluntad de vivir, que hace cerrar los ojos a la realidad, que encierra al que lo posee en una solitaridad que sin ser deseada lo enclaustra apartándolo de amigos, familiares e, incluso, muchas veces de Dios. Fue un golpe interior cuya magnitud desconocía. Eduardo, durante su vida había enfrentado muchas situaciones difíciles y, las había resuelto, prácticamente sin ayuda. Pero esta realidad, en la que se menoscababa parte importante de su integridad, cuya reparación no dependía de sus facultades, lo dejó anonadado. - ¿Y, doctor, cuánto tiempo tengo de vida? ¿Falta mucho para que ya comiencen los dolores? El facultativo lo miró fijamente como deseando inquirir el nivel de seriedad de estas palabras. - Disculpe, pero creo que no entiendo ¿De qué me habla? ¿En verdad usted cree que se va a morir…? El rostro grave de Eduardo se transformó dibujándose en él líneas de asombro. - Pero, por supuesto, doctor. Si usted me acaba de decir que tengo cáncer ¿o no? - Sí, pero yo… - Pero… si tengo cáncer voy a morir… Todos mueren. Algunos duran más que otros; pero a la larga se menoscaban como seres. Sufren, hacen sufrir a los que aman y los aman. Se arruinan y arruinan la familia. Yo lo sé, porque lo he visto… El médico lo interrumpió con un gesto de sus manos mientras le decía - Usted no va a morir… ¡No va a morir por ahora, por supuesto! ¿Entendido? Efectivamente, tiene un cáncer localizado. Un cáncer que ha invadido un órgano específico… Pero vamos a extraerle ese órgano. Vamos a hacerlo desaparecer… Si llegara a quedar algo, lo vamos a bombardear hasta que no quede nada… nada ¿entendió? Eduardo fue operado con éxito. Lleva diez sesiones de radioterapia. Su pronóstico es bueno y ya comprendió que, si bien es cierto, su enfermad tiene un nombre otrora terrorífico: CANCER, hoy es tan sólo una enfermedad más que detectada a tiempo es tan sólo una enfermedad. - Hola Eduardo ¿cómo está? - Bastante bien… Gracias a Dios voy a morirme sanito… Eduardo sonrió. Había comprendido que ‘su’ cáncer sería como un buen amigo. De esos, que muchas veces desaparecen por largo tiempo pero un día, cuando vuelven, lo hacen sonriendo.

1 comentario:

  1. ASI ES PAPITO Y ESE ENEMIGO -AMIGABLE ...DESAPARECIO AL MENOS DESDE HACE UN BUEN TIEMPO.AL PARECER LAS ORACIONES FUERON ESCUCHADAS Y TE TENDREMOS.... QUIENES TE AMAMOS AUN MAS TIEMPO CON NOSOTROS

    TE QUEREMOS PAPITO

    TUS HIJOS

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