jueves, 7 de noviembre de 2013

María... guagüita todavía

 

         Hola... Ya me conocen ¿verdad? Soy Panchito, el títere de Jetron y, si bien es cierto, soy un muñeco de paño y aserrín, tengo vida porque mi amigo Jesusito me la dió... (pero esa es otra historia, que ustedes pueden encontrar en nuestro blogger) Estoy compartiendo la historia de María desde que era chiquitita... Esto no sale en la Biblia pero creo que así debe haber sido así...   

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          Nazareth... con las proporciones de tiempo y  lugar, debió ser como esos pueblitos pequeños que abundan en el norte chileno. Las casas eran construidas  con piedras que calzaban con barro para luego blanquearlas con  cal. Nazaret, que en la lengua hebrea significa "tallo" o "pimpollo" era un lugar de Galilea tan pequeño que ni siquiera figuraba en los mapas de esa época.

          Joaquín y Ana, vivían allí. Aunque ya no eran jóvenes, Dios los había bendecido en su edad madura con el nacimiento de una hija que, como podemos comprender, fue el centro y motivo de vida de esa pareja. Cada mañana, muy temprano Joaquín y Ana se cogían de la mano y elevaban una oración a Dios dando gracias por ese rayo de luz que había llegado a iluminar sus vidas. La llamaron MARIA... que significa: "Iluminación mía", "Hermosa", "Estrella del Mar". Y a pesar que eran humildes trataban de compensar con amor cualquier carencia que pudiera surgir. Así fue creciendo María; iluminando con su rostro siempre sonriente a quienes la rodeaban.

          Joaquín salía de mañana a buscar la leña necesaria para cocinar y calentar la vivienda por las noches frías. Aprovechaba de realizar trabajos diversos como ayudar en las cosechas de granos o frutos, reparaciones menores, construir pequeñas dependencias, reparar cercos... Trabajaba en cualquier cosa que le permitiera llevar el sustento al hogar. Nunca faltó. Dios al parecer les proveía.

          Cuando llegaba a la casa. María estaba esperándolo en brazos de su madre. El cansancio y los años se olvidaban cuando la niña estiraba sus brazos y lanzaba frases inentendibles todavía, pero que sin duda brotaban de ese corazón pequeñito ya capaz de entregar un gran amor. 
          Ahí comenzaba a disfrutar su descanso el buen Joaquín. Tomaba a su pequeña entre sus fuertes brazos; y sentándose junto a la puerta cantaba suavemente, muy despacio, los salmos bellos y profundos de David a Dios, mientras contemplaban como el sol entre arreboles rojos iba dejando pasar la oscuridad de la noche Galilea....

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           Les gustó la historia de hoy... María ya está más grandecita a mi me gusta imaginarme... el cómo tiene que haber sido... Mañana vendrá otra historia. 

           Panchito el títere de Jetrón...


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