Han pasado años y años
desde que nos vimos por primera vez.
Eras niña y yo también un niño...
corrimos juntos,
reímos juntos
caminando sin rumbo por las angostas calles
del pueblo sureño
Nos escondimos juntos
riendo juntos.
Y en las amplias antiguas piezas del palacio
construimos mansiones añejas de leyenda
donde renacimos como seres de mil cuentos...
Eras tú la princesa de las trenzas largas
y yo el doncel que tras peligros llegaba a ti.
Sillas polvorientas del mágico desván
eran los dragones enemigos que de sombras densas
trataban de destruir nuestro sueño infantil.
Pero juntos, unidos luchábamos
contra los horribles fantasmas de esa mansión siniestra
hasta que el sol de la ventana conquistábamos.
Hoy...
Ya no puedo observar
la sonrisa suave de delgados labios
que ocultaban el temor tierno de la Dama resguardada.
Ni tampoco la sonrisa pícara reflejada en tus ojos
trasparentes del ayer...
Eres ya mujer
y las añoradas aventuras del antaño
se están ya volviendo realidad de vida
Eres una la princesa del hoy que no espera mi llegada
y yo el doncel moderno que sin conquista ardua
ya ni siquiera piensa en llegar a ti.
Los años al fin
nos han hecho despertar al mundo verdadero
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