lunes, 15 de diciembre de 2014

Una carta del cielo...

     
                                  
Mamita, no llores mi ausencia
Dios ha querido que vaya junto a Él. Es un lugar tranquilo donde brotan manantiales transparentes de una belleza que quedarías sin palabras, esta paz jamás podrá ser imaginada.
Sufres mucho, y eso me pone triste, piensa que sólo mi cuerpo está lejos de ti. Mi corazón y mi presencia está contigo, te miro como descansas y también como lloras en silencio.  No lo hagas, aquí junto al Creador pido que lleve paz a tu corazón para que, cuando descanses, sientas mi presencia y me hables... Yo te escucho siempre.
Si de alguna manera te puedo dar conformidad te diré que este es un paraíso maravilloso donde he visto personas que antes por mi inexperiencia no miraba. ¡Qué necios somos, aquí ante Dios somos todos iguales!
-Mi enemigo es mi amigo, y mi amigo es mucho más que eso-

Quisiera transmitir de alguna manera mi sentir para sacarte de esa pena... Porque mientras tus lágrimas caen por tus mejillas yo no tengo calma. Entiende... era mi hora, nadie puede contra el destino y el mío era ir, de cualquier manera,  donde nuestro Creador.

Cuida a mis hermanos, ellos te necesitan como yo necesito que lo hagas, recuerda que mientras viva en tu corazón viviré eternamente.
No me extrañes con tristeza, hubo tantos momentos felices que podemos recordar y compartir. Tú eres quien más amé en mi vida.
Dios  hace lo mejor para cada uno, acata su voluntad y ten fe, nuestra separación es temporal  nos reencontraremos un día y mientras oren por mi alma yo viviré en ti y en mi familia.
Ayúdame a buscar esa paz
Te amaré eternamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario