Sale
el sol otra vez y me veo perdido en la maraña de mil calles, de rascacielos que
se pierden en las nubes. Está amaneciendo. Como una mórula naciente va
apareciendo la vida en la ciudad. Se escucha el arrastrar del carro barredor
que avanza y el grito incomprensible del vendedor de diarios. Los grandes
mastodontes mecánicos se detienen abriendo sus fauces laterales y engullen
seres que aún dormitan, para partir veloces a renovar su gula.
El
pito arcaico de las fábricas llama al obrero; a ese hombre de trabajo fuerte
que le entrega la esencia de su vida, esa vida que las altas chimeneas
transforman en nube negra. Las calles se inundan con olas de vehículos de
múltiples colores; por las veredas, manchas de personas comienzan a moverse en borbotones. La gran ciudad
comienza a vivir su día natural.
Una
sirena juega con el viento. Semeja a un quejido doloroso y triste. Un punto
blanco en la distancia se adelanta, nadie da importancia a esto. Quien espera
no apura su llegada.
oOo
El
anciano me miraba fijamente. Su cara de arrugas añosas reflejaba ternura. Su ropa
gastada por los tiempos se ocultaba bajo una raída manta de color indefinido. El
entorno se había tornado diferente, campos agrestes, planos y resecos.
El
anciano seguía en su silla de mimbre....
-
¡Buenas!... –
murmuró a manera de saludo.
-
Buenos días –
respondí mecánicamente.
Me
sentía alegre por encontrar a alguien con quien poder hablar y compartir.
- ¿Quién
es usted? - pregunté tratando de iniciar una conversación.
- ¿Quién
soy? – Sonrío - Yo no soy nadie... yo soy todo... todo... sólo soy el que soy…
Y tú ¿Eres alguien realmente? ¿Quién eres o eras? ¿Quién eres realmente…?
Pude
ver con asombro como mi nuevo amigo estaba desapareciendo, esfumándose en el
aire, mientras que en mis oídos continuaban vibrando las palabras...
- Nadie...
Tooodooo... Nadie. Sólo el que soy ¿Y tú quien eres realmente?
oOo
Nada
ha cambiado. La oscuridad es la misma después del remolino de luz que implosionó
en mi mente. No se si estoy dormido, si es así quiero abrir mis ojos pero no
los siento. La presión desapareció de mi garganta y los recuerdos se encuentran
conformando una intrincada asociación de ideas. Escenas tristes, rostros
tristes, palabras tristes que se proyectan en un lenguaje extraño. Ya no soy el
mismo, he cambiado. He cambiado tanto que ni siquiera puedo saber quien soy
ahora... ni recordar lo que antes era.
No
puedo encontrar la ventana pequeña de mi cuarto. Puedo sonreír, siento miedo,
tristeza y añoro mis recuerdos. Pero ¿cómo puedo añorar algo que al parecer
actual nunca he tenido? Aún así deseo llenar ese vacío que suspira en mi interior. No siento la piel
que me contiene ni la carne de mis huesos; pero disfruto de mi mente como si estuviera
liberada de su jaula de materia. Los horizontes se extienden más allá del todo comprensible. Puedo surcar
por los aires y zambullirme en las húmedas nubes vaporosas; deslizarme por los
angostos senderos de la foresta verde y sumergirme, si lo deseo, en las transparentes aguas de un lago en la
montaña. Ya no temo al mar azul profundo, ni siento lo salobre de su espuma.
Puedo ver y recorrer una ciudad de algas, juego entre peces de colores que no
perciben mi presencia. Recorro las arenas suaves del fondo del mar inmenso y
procuro divertirme entre los árboles café-verdes sin hojas que siguen el
ondular de las corrientes. Estoy sólo y en mi soledad incomprensible huyo a la
lejana superficie.
El
viento me traspasa y se detiene para hinchar las velas de un velero blanco que
se aleja en balanceo suave. Aún me siento sólo y me mezclo en la brisa
provocando torbellinos que provocan suaves olas. Frente a mí la montaña alta me muestra sus cumbres nevadas y
azulinas; lloro en mi soledad. Los islotes de espuma se han unido y su blancura
se fue llenando de sombras y también la altura comienza a llorar. La tierra hermosa
siempre acoge esas lágrimas con ternura y enmudece mientras las absorbe con delicia. Yo entre las gotas
que atraviesan mi cuerpo permanezco muy solo.
oOo
¿Has
pensado en la vida?
La
vida es hermosa cuando se vive intensamente, cuando el pensamiento no deforma
la naturalidad del existir. Es bello caminar por el tiempo cuando la conciencia
nos sonríe.
La
vida es hermosa, puede entregar las más bellas sensaciones cuando se vive sin
saber vivir; cuando se anhela lo lejano y avanzamos hacia ello transformando el
presente en esperanza y, tratando de vivir un futuro en el presente. Las
heridas para no ser olvidadas dejan cicatrices. Nuestro destino si, no está
trazado desde antes corresponde a la siembra que realizamos en el pasado lejano
y en el ayer inmediato. La cosecha es proporcional a nuestra siembra… Pero el
sembrar, cuando y donde, no depende totalmente de nosotros.
La
vida parece ser hermosa cuando se logra
compartir con quien realmente comprende su belleza. Cuando se logra sentir lo
complejo a la luz de la esperanza. Cuando el plural se encuentra en el amor y
se cohesiona en un para siempre. Cuando el ser se minimiza para tender la mano
a quien trata de avanzar. Cuando se disfruta del pasado sin recordar el porqué
de las caídas sino el cómo levantarse y sonreir. Cuando se tiene a alguien que
está a nuestro lado al abrir los ojos en la mañana y sentir en su gesto el
anhelo de vivir y compartir cada nuevo día. Cuando sentimos el reflejo de nuestros
pensamientos en sus propios pensamientos. Cuando el roce de los cuerpos, la
trémula caricia; la respiración que besa nuestros rostros, se confunde y unifica en la materia; piel desnuda que
destila amor; unicidad profunda, impregnación... amor que busca al ser amado
para avanzar más allá del horizonte.
Es
hermosa la vida cuando se espera. Cuando existe un futuro, cuando se sueña y se
lucha por materializar las ilusiones, comprender los instintos ponderando la
razón... Es hermosa la vida cuando se sueña y… he soñado tanto. Tanto he
soñado... Me he deslizado a través de las alturas de los volcanes sureños. El
frío cordillerano de los amaneceres ha carcomido mi rostro. He sumergido mi
cuerpo en aguas tibias, transparentes que en cascadas provienen de lo hondo de
la tierra. Fui cuerpo, cárcel de mis ansias y libertad de mi inmateria. También
amé y también fui amado… Fui la brisa que en la quietud acarició su cabello.
Fui suprema transparencia cuando su mirada en vano buscó mi cuerpo. Estuve allí
e hice míos el sonido de sus pasos; me transformé en anhelo al modular sus labios... y fui palabra, fui
gemido y sonrisa cuando recorrió el pasado. Estuve en sus recuerdos y su tristeza impregnó mi espíritu...
Abrí mis ojos y la luz se transformó en sonrisa. He vivido… sembré y coseché lo
sembrado ¿Qué he hecho? Tan sólo tratar de amar y no sé aún si lo he logrado.
Es
extraño el presente, cuando lo encuentras para avanzar hacia el futuro...
cadenciosamente se transforma en un pasado.
oOo
El
sonido estridente de esa sirena se fue perdiendo entre la noche. Mi cuerpo
ya se acerca a las tinieblas de la
tierra... y yo inicio mi camino hacia la
luz.
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