Y ESTABA LLEGANDO AL FINAL DE MI CAMINO

Que raro... Cuando me informaron de los resultados del antígeno... Que había bajado de una fase evolutiva que era de cuidado, a prácticamente 'CERO', di gracias a DIOS, primeramente por supuesto, a DIOS, que hizo lo que siempre hace: toma en sus brazos a la oveja desbandada, que guió el conocimiento del facultativo que me trata, un médico judío: Rodrigo Leyton. Pedí por quienes oraron por mi recuperación, mi familia, mis amigos y por quienes me conocen. Como recuerda Lalo Tapia, mi 'amigo el Cancer' estaba volviendo pero nuevamente con una sonrisa me he despedido de él, posiblemente no sea para siempre; pero si así fuera tengo la posibilidad de llegar a morir 'sanito'.
Dije... al principio: "¡Qué raro!"... Porque ya estaba pasando esa etapa de la vida en que uno debe prepararse y preparar a los que lo aman y rodean, para rellenar la ausencia venidera. Por mi parte, había hecho diaria mi comunicación con Dios. Yo con mis palabras y Él con su Silencio positivo que proyecta en el entendimiento la verdad verdadera. Esa Verdad sin adornos ni acomodos, ni tendencias a la justificación. Creo que nunca pedí por mi salud... Pensé que era un regalo para acercarme a Él, pedí por quienes me aman y les iba a costar comprender mi lejanía, pedí por mi esposa Lala, a quien le heredaba una soledad incalculada luego de 50 años de compartir un mismo cuerpo; por mis hijos que han sabido perdonar para luego vivir. Pedí por todos aquellos a quienes les brillarán los ojos al saber mi lejanía. Y agradecí a Dios por sus dones: la libertad y entendimiento; la fortaleza que me entregó: por su humildad al aceptar mis manos y mi voz, con mis tantas falencias, para compartir con mis hermanos; por su voz en el silencio, que me hizo comprender mi condición de hijo y su calidad de Padre protector, cercano y  alcanzable.
Ahora... trataré de aprovechar este tiempo hermoso regalado, sin sombras, para conocer el camino su camino y tratar de avanzar por él.